No son solo las molestias que soportan cada día, día y noche, desde hace años, por convivir con pisos turísticos. Es la sensación de “abandono” que tienen por parte de la administración: la misma que reconoce que hay situaciones irregulares y que asegura que hay un plan de choque en marcha para garantizar la convivencia entre vecinos y pisos turísticos. Pero los vecinos tienen la sensación de que, a la hora de la verdad, el distrito no actúa. Por lo pronto, hasta la síndica de Greuges les da la razón: dice que la administración debería ser más ágil ante las irregularidades.
Los únicos cuatro inquilinos de dos edificios contiguos del Eixample –en la esquina entre València y paseo de Sant Joan– conviven con 26 apartamentos turísticos: legales e ilegales. Los gestiona una empresa para la propiedad de las fincas y los pisos se anuncian como Negre Apartments, en una web con dominio estadounidense.
El más pequeño de los edificios está en el número 366 de la calle de València. No hay cartel en la puerta, pero sí pistas de que esta no es una escalera solo de vecinos: la advertencia de que es una zona con videovigilancia, un cartel sobre los buzones que pide que no se tire basura, otro en inglés que insta a cerrar bien la puerta… En la escalera, todas las puertas se abren con un código que se marca en una botonera. Y arriba, en el azotea comunitaria, hay tres grandes mesas metálicas con sillas y un cartel en la puerta que recuerda que a partir de las 23.00 horas no se puede hacer ruido y que la multa por hacerlo puede llegar a 150 euros.
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Noticia por Clara Blanchar para ElPaís
Fotografía tomada por antoskabar