Gustavo Sánchez Pastor, de 37 años, llevaba varias semanas amenazando a su familia con hacer «alguna tontería». Estaba «desesperado», cansado de denuncias, juicios y pleitos perdidos frente a la comunidad de vecinos en la que vive, situada en el edificio Puerto Rico, a la altura del número 28 de la calle Duque de Ahumada, en Torre del Mar. Sus padres son propietarios de un piso y de uno de los locales comerciales situados en los bajos desde los años setenta, y han regentado varios negocios de hostelería en él, el más recordado el restaurante Puerto Rico. Actualmente hay una cafetería, Lamia, arrendada por una familia marroquí.
Sin embargo, desde hace 15 años los problemas con la comunidad no han cesado, primero comenzaron porque los vecinos decían que Sánchez y sus padres tenían que pagar una cuota extraordinaria por tener instalada una terraza acristalada en el exterior. Posteriormente, las denuncias por las molestias ocasionadas por los ruidos fueron constantes. Hasta tal punto que, por orden judicial, Gustavo retiró hace un par de años la terraza y las cristaleras. Ahora la comunidad quiere que cierre una ventana y una puerta que dan a una plaza, también tras una orden judicial. Atemorizado por la posibilidad de que le obliguen a cerrar el establecimiento y a perderlo todo, ayer, poco antes de las 11.00 horas, entró al bar con una escopeta de caza propiedad de su padre, y echó a los inquilinos y a los clientes, bajo la amenaza de que «se iba a quitar la vida allí dentro».
Noticia escrita por Eugenio Cabezas y Agustín Peláez
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Fotografía por E.Cabezas y Ñ. Salas.